El abdomen y la pelvis se estudian generalmente de modo inicial mediante la sonografía puesto que es menos costosa, está ampliamente disponible y no utiliza radiación ionizante. Posteriormente y dependiendo de la aplicación clínica particular, CT scans son obtenidos cuando es necesario clarificar hallazgos de sonogramas.
Sin embargo, para ciertas aplicaciones, CT scans son obtenidos de entrada en lugar de luego de sonogramas.
Para la evaluación de órganos reproductivos pélvicos en la mujer, MRI scan y no CT scan, es obtenido luego de sonografía debido a que obtiene detalle esencial superior al CT y sin utilizar radiación ionizante. Para el estadiaje de cáncer de próstata temprano, MRI es superior a CT para determinar si el tumor apenas se ha extendido fuera de la cápsula prostática por lo que pudiera obtenerse en lugar del CT scan.
En el abdomen a grandes rasgos, MRI es usualmente utilizado para clarificar hallazgos de un CT scan o cuando el CT scan está negativo y aún se sospecha patología. MRI también permite estudios dedicados a los órganos sólidos utilizando técnicas dinámicas en las que se obtienen múltiples barridas por hígado y o páncreas sin tener que exponer al paciente a radiación ionizante. Existen diversos tipos de contraste intravenoso dedicados al hígado que aumentan la especificidad de la naturaleza de lesiones hepáticas detectadas por CT y sonografía. Estos medios de contraste también aumentan la sensitividad permitiendo la detección de lesiones que no son detectables por CT y sonografía usualmente debido a su pequeño tamaño.
MRI permite la evaluación del ducto pancreático y los ductos biliares dentro y fuera del hígado mediante MRCP (magnetic resonance cholangiopancreatography).