Los estudios anatómicos neurorradiológicos comprenden el cerebro, la columna vertebral, y la anatomía que atiende el otorrinolaringólogo. Para estudios cerebrales, para la inmensa mayoría de las indicaciones, MRI es el estudio por excelencia aunque más costoso que el CT. Sin embargo, el CT scan, aunque utiliza radiación ionizante, continúa siendo más disponible y el estudio de primera línea particularmente en las salas de emergencia y en el escenario clínico de trauma, sospecha de hemorragia subaracnoidea y subdural y sospecha de infarto cerebral reciente. Cuando se sospecha trauma craneal, radiografía del calvario negativas no descartan fractura y mucho menos daño cerebral. Para evaluar infarto cerebral hiperagudo (imágenes 3, 4 y 5), enfermedad de materia blanca (esclerosis múltiple, vasculitis, entre muchas otras; imágenes 6 y 7), nervios craneales (imagen 10), masas (imágenes13, 14 y 15), la glándula pituitaria (imagen 16), la glándula pineal, entre muchas otras indicaciones, MRI es el estudio por excelencia, con frecuencia requiriendo contraste intravenoso gadolinio.
La evaluación definitiva los de senos paranasales y de los huesos temporales/mastoides y el laberinto óseo se realiza con CT. MRI sin y con gadolinio intravenoso complementa ambos estudios, más frecuentemente los huesos temporales cuando se persigue distinguir colesteatoma recurrente de tejido cicatrizal y para la evaluación del laberinto membranoso y los nervios de los canales auditivos internos. La evaluación de disgénesis cerebral es realizada con amplia superioridad con MRI sobre CT (imagen 12).
La evaluación de malformaciones vasculares (imagen 9) cerebrales es realizada por MRI sin y con gadolinio. La evaluación de aneurismas cerebrales es realizada por MRA o CTA. Favor referirse a previa sección que presenta a grandes rasgos estas modalidades no invasivas para estudiar los vasos sanguíneos. La mejor evaluación de los senos durales venosos en el cerebro se realiza mediante la combinación de MRI sin y con gadolinio y MRV (ver imagen 1).
La evaluación para la mayoría de las indicaciones en cuello y órbitas se realiza óptimamente con MRI de cuello y MRI de órbitas respectivamente, ambos sin y con gadolinio. Algunas indicaciones tales como detección de piedras en las glándulas y ductos salivares se realizan mejor con CT.
La columna vertebral se estudia por segmentos para lograr obtener suficiente detalle de modo que tanto para CT como para MRI, estudios de la columna cervical, toráxica y lumbosacral representan regiones anatómicas separadas. MRI, además de no utilizar radiación ionizante, demuestra la presencia de discos herniados y diversas masas de modo consistente y confiable. CT de estas regiones de la columna no permite evaluar discos en algunas segmentos y no permite diferenciar disco herniado recurrente de cicatriz en la columna normal. MRI es superior durante la evaluación de infección de disco y las vértebras adyacentes y para la mayoría de los casos de enfermedad metastásica.